Desde finales de 2020, la criptomoneda Ripple (XRP) está sumida en una batalla legal contra la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, en sus siglas en inglés SEC, porque esta última considera que es un valor y no una criptomoneda al uso. Una cruenta lucha en los tribunales que, según Brad Garlinghouse, CEO de XRP, “no es individualista, sino por toda la industria”.
Para Garlinghouse, que participó en Consensus 2022, el veredicto final de esta contienda podría despejar términos que hoy en día no están del todo claros, es decir, podríamos saber qué considera la SEC una criptomoneda y qué un valor. Con todo ello, se marcaría un hecho histórico que asentaría las bases del nuevo sistema financiero que lleva tiempo gestándose.
Brad Garlinghouse, CEO de XRP.
Si finalmente XRP se considera un valor, decisión que se espera en los próximos meses, las reglas por las que se tendría que regir esta criptomoneda serían mucho más estrictas y totalmente diferentes. También pondría sobre la mesa un antecedente en el que toda la industria tiene puestos los ojos.
Ripple, una batalla de 100 millones de dólares
El conflicto comenzó el 22 de diciembre de 2020, cuando el organismo público estadounidense decidió denunciar a Ripple y dos de sus directivos (Christian Larsen y Brad Garlinghouse). El SEC alegaba que se habían puesto en venta activos no declarados por valor de 1.300 millones de dólares. Una operación que comprometía la posición de los minoristas.
Además del revuelo que ha generado el caso en toda la industria, las consecuencias para Ripple han sido importantes.
Uno de los cofundadores, Jed McCaleb, decidió hace unos meses deshacerse finalmente de toda su fortuna en esta criptomoneda. Aunque llevaba desvinculado de la compañía desde 2014, todavía contaba con un millón de XRP.
Otra de las grandes consecuencias de este litigio tiene que ver con la inversión que está haciendo Ripple. Lo comentaba el CEO en su intervención: “Cuando todo esté listo y hecho, habremos gastado más de 100 millones de dólares en honorarios legales para luchar contra la SEC”.
El montante no solo muestra la disputa legal en la que Ripple ha decidido llegar hasta el final, sino también la solvencia de una criptomoneda que, si bien no está en su mejor momento, vivió grandes picos de esplendor a principios del 2018. Su máximo valor histórico fue 3,84 dólares, mientras que ahora se sitúa en torno a los 0,37 dólares.
A diferencia de Bitcoin, como sistema totalmente descentralizado y abierto, Ripple ha sido sustentado desde el inicio por una empresa y ha contado con el apoyo de entidades bancarias. Actualmente, más de treinta bancos de todo el mundo, entre ellos, el Santander o el BBVA, avalan a XRP, lo que hace poner aún más el foco en una criptomoneda que veremos hasta dónde llega.
