Durante los últimos días se ha celebrado la la 27ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP 27, en Sharm El-Sheikh, Egipto. Y aunque han sido otros los asuntos que han copado los titulares de los medios, lo cierto es que blockchain también ha estado presente en dicho encuentro global. Y lo ha hecho mediante la Climate Chain Coalition (CCC), una coalición de organizaciones que pretenden impulsar el uso de las cadenas de bloques como herramienta para una acción climática más eficaz.
A los menos conocedores del ecosistema de blockchain esto puede resultarles un tanto desconcertante, puesto que se han publicado, durante años y especialmente los últimos tiempos, noticias sobre el enorme consumo energético asociado al criptominado. Y no, el objetivo del CCC no es negar esa evidencia, pues dichas noticias eran y son ciertas, sino recordar que blockchain es mucho más que criptomonedas (como recordamos constantemente desde estas páginas) y que en este tema en concreto también puede aportar mucho, y muy bueno.
Durante sus ya cinco años de actividad, la Climate Chain Coalition ha estado trabajando en proponer y poner en marcha sistemas, basados en blockchain, dirigidos a los sistemas de contabilidad de consumo y de emisiones de gases de efecto invernadero, unas actividades que pueden ganar en fiabilidad, velocidad y transparencia gracias a las virtudes de las cadenas de bloques y que, durante los últimos años, ya hemos empezado a ver proliferar. Y es que en un campo tan complejo y que necesita tanta supervisión como lo es el de los cupos de emisiones, la ineficiencia propia de no pocos sistemas tradicionales juega en contra de un control estricto y, por lo tanto, del cumplimiento efectivo de los máximos establecidos.
At #COP27, we participated in a press conference with @ClimateChain, an organization that gathers different companies working towards #climateaction and #technology to unify efforts and generate greater value. pic.twitter.com/ay0wCBoeod
— EcoRegistry (@EcoRegistry) November 11, 2022
Integrada actualmente por 360 organizaciones en 69 países, la presencia de la Climate Chain Coalition en la COP 27 marca un hito importante para la coalición y, de su mano, para toda la comunidad tecnológica relacionada con blockchain. Dado el estatus global y de primer nivel de este evento, con representaciones gubernamentales de prácticamente todo el mundo, la visibilidad que ha podido cobrar la propuesta basada en blockchain para llevar a cabo una acción climática realmente efectiva se ha puesto en valor frente a muchos de aquellos que tienen la capacidad de legislar y de actuar como impulsores para su implantación y despliegue.
Seguramente recordarás que hace solo unos días te contábamos el acuerdo entre ADNOC y Siemens Energy, por el cual la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dhabi empleará la tecnología de cadenas de bloques para certificar sus emisiones, una iniciativa muy interesante y que, sin duda, sirve como ejemplo y avanzadilla de lo que plantea y pretende impulsar la Climate Chain Coalition. Y es que, claro, también es muy importante la participación activa del sector privado (aunque ADNOC sea pública, da ejemplo con este movimiento a todas las empresas del sector, tanto públicas como privadas y, por extensión, también a las del resto de sectores).
Si bien puede haber ciertas discrepancias en las estimaciones a futuro de los efectos del cambio climático, lo que no admite discusión es que éstos ya han empezado a dejarse notar y que no harán sino incrementarse en el futuro. Solo una reducción efectiva de las emisiones contaminantes puede no revertir la situación, pero sí al menos minimizar su impacto a corto, medio y largo plazo. Así, en esas condiciones, las mejoras que pueden llegar de la mano de blockchain hacen que su adopción deba ser tan rápida y precisa como resulte posible. No ya por nosotros, sino por el futuro de nuestros hijos, nietos y sus sucesores. Es una que debe llevarse a cabo en el presente, con la vista puesta en el porvenir.