En una conferencia impartida el pasado 10 de mayo por Sarah Pritchard, directora ejecutiva de supervisión de la Autoridad de Conducta Financiera británica, se señalaba la necesidad de establecer un reglamento global común para el mercado de los criptoactivos. Solo de ese modo, señala, podrá crearse un mercado maduro capaz de atraer a inversores consolidados.
De igual modo, se ha resaltado el valor de la Unión Europea, que el pasado 20 de abril consiguió fijar una normativa común para todos los Estados Miembros de un modo ágil, eficaz y consensuado. MiCA, que es el nombre que recibe el aparato regulador europeo de criptoactivos, viene a demostrar que Europa está posicionada a la vanguardia del sector.
La ausencia de un consenso global ha sido analizada también por Hester Peirce, comisionada de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos como un talón de Aquiles para el país. Y es que si no existe un régimen regulador los inversores no llegarán, asegura. Este problema también es latente en Gran Bretaña, que ha quedado rezagada en la carrera hacia la innovación y la normativa para el sector.
El organismo de control de derivados de EEUU, la CFTC, se encuentra pendiente de la situación del sector para ver qué normas son las mejores, especialmente tras el colapso experimentado a finales de 2022 por la plataforma de intercambio de criptomonedas FTX.
Con la imposición de una regulación global común se logrará acabar con el blanqueamiento de capital y la financiación del terrorismo, especialmente los ataques de los ciberdelincuentes. Ante la ausencia de marcos legales globales, las reglas de la UE se convertirán temporalmente en normas internacionales, según apunta Eva Gustavsson, directora de asuntos públicos de la criptoempresa Copper.
Se espera que a corto-medio plazo la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO) establezca una serie de políticas regulatorias globales para darle un carácter de madurez, armonización y atracción frente a los inversores institucionales tradicionales.
Las claves de MiCA
El Reglamento de mercados de criptoactivos de la Unión Europea (MiCA) fue consensuado en octubre de 2022, aunque finalmente fue ratificado en abril de 2023, convirtiéndose en el primer marco regulador de este tipo de instrumentos en todo el mundo. Se espera que entre en vigor entre mediados de 2024 y comienzos de 2025, aunque desde ya Europa pasa a convertirse en la región más atractiva en el mercado de los criptoactivos.
MiCA contribuye plenamente a la creación de un ecosistema seguro, robusto y necesario para los mercados de criptoactivos a nivel mundial. Con ello se fijan los requisitos para los emisores de criptoactivos y proveedores de servicios (CASP), cumpliendo siempre con una normativa de transparencia. De igual modo, se impone la implementación de medidas de seguridad y el cumplimiento de normas de blanqueo de capitales.
Gracias MiCA se pueden llegar a clasificar los criptoactivos por:
- Fichas referenciadas a activos (ART): Incluye todos los criptoactivos que no tienen consideración de fichas referenciadas a dinero electrónico, cuyo valor está respaldado por activos. Busca mantener un valor estable mediante su referencia a cualquier valor o derecho.
- Fichas de dinero electrónico (EMT): Hacen alusión al valor de una moneda oficial para mantener su valor estable, fijando la diferencia entre ARTs y EMTs.
- Criptoactivo que no tienen la consideración de fichas: Referenciadas a activos o fichas referenciadas a dinero electrónico, son los llamados ‘utility tokens’. No son considerados instrumento financiero bajo la normativa de valores de muchos países.
De igual modo, MiCA excluye a la industria DeFi y a los tokens no fungibles (NFT), protegiendo a los consumidores y aportando mayor seguridad al sector. Las monedas digitales de bancos centrales (CBDC) también quedan excluidas de la regulación.
Con MiCA se logra aportar certidumbre regulatoria y protección al mercado mediante mecanismos estables de transparencia. Además, reduce el efecto medioambiental de las criptomonedas, suprimiendo la dependencia de los combustibles fósiles como el carbón y componentes informáticos que producen residuos electrónicos.
Gracias a MiCA se impulsan además iniciativas como la Ley de Resiliencia Operativa Digital (DORA), el Reglamento del Régimen Piloto DLT o el Reglamento sobre las Transferencias de Fondos (TFR). DORA fija medidas de seguridad en las organizaciones financieras, DLT liquida los security tokens con su propia tecnología y TFR se aplica a las transferencias de criptoactivos, garantizando una plena transparencia e intercambio.