No se libra de la cárcel. Sam Bankman-Fried, el fundador del polémico exchange de criptomonedas FTX, fue enviado a prisión el pasado viernes, después de que un juez federal en Nueva York revocara su fianza, acusándolo de intentar influir en testigos que están listos para testificar en su contra en su próximo juicio.
Desde que fue arrestado el pasado mes de diciembre por su supuesta involucración en la estafa que provocó el colapso de la empresa, la otrora fulgurante estrella del mundo crypto, había permanecido bajo arresto domiciliario en la casa de sus padres.
La orden de ingreso en prisión es el penúltimo capítulo de uno de los hundimientos empresariales más impactantes de las últimas décadas. Tal y como expone el escrito de la acusación, FTX aprovechó los altibajos del mercado criptomonedas para convertirse en una de las principales empresas de la industria, antes de declararse en bancarrota tras de una retirada masiva de depósitos el otoño pasado.
El empresario fue arrestado en las Bahamas, donde tenía su base FTX, después de que la compañía colapsara durante una semana turbulenta el pasado mes de noviembre. Se le acusó de usar los depósitos de los clientes para financiar adquisiciones inmobiliarias de lujo, donaciones políticas e iniciativas benéficas. Después de unos días en prisión en las Bahamas, fue extraditado a Estados Unidos.
En cuestión de semanas, Bankman-Fried pasó de ser un titán de la industria agasajado por políticos y famosos a ser acusado de estafa y a tener que enfrentarse a un juicio que arranca el próximo 2 de octubre y en el que el fiscal pide varias décadas de condena. Una de las piezas clave de este caso será el testimonio de Caroline Ellison, ex-directiva de FTX y antigua pareja de Bankman-Fried, quien ha aceptado declararse culpable de fraude y busca reducir su condena colaborando con la investigación del fiscal.