Gavin Wood es uno de los mayores expertos mundiales en los mecanismos de confianza basados en la tecnología. Su recorrido es impresionante ya que ha fundado Polkadot, Kusama, Parity, Web3 Foundation y Ethereum, algunos de los puntales tecnológicos de la revolución Blockchain y Web3. Se define a sí mismo como apasionado de la economía y la teoría de juegos y recalca que, cuando oyó hablar de Bitcoin en 2011 no le llamó la atención, ya que todo se centraba en su uso como moneda y no se profundizaba en el aspecto tecnológico.
Posteriormente, en 2013, al entrar de lleno en su base tecnológica, fue cuando, en sus palabras, «visualicé nuevas posibilidades abriéndose entre los campos de la tecnología y la teoría de juegos, y el cambio social inevitable que esto traería consigo». Poco después entró en contacto con Vitalik Buterin, cofundador de Ethereum, y «desde entonces la tecnología blockchain/cripto ha sido el centro de mi vida desde entonces», añade Gavin Wood.
El cofundador de Ethereum está licenciado y doctorado en Ciencias de la Computación (Computer Science), ha trabajado para Microsoft Research sobre lenguajes de ordenador para dominios específicos, diseñó y puso en march el primer controlador de iluminación inteligente para un club nocturno de Londres, diseñó e implementó la mayor parte del primer banco de trabajo de C++ y desarrolló el software de 0xLegal, un editor de contratos de texto inteligente.
Posteriormente arrancó el proyecto Ethereum junto con Vitalik Buterin, programando el primer cliente operativo de Ethereum en enero de 2014 y, poco después, publicó el Yellow Paper, la primera especificación formal un protocolo Blockchain y que, en su opinión, sirvió para diferenciar a Ethereum de otros sistemas basados en la cadena de bloques.
Posteriormente participó activamente en el diseño de la versión 1.0 del protocolo Ethereum así como del repertorio de tecnología en el que se basa incluyendo el lenguaje de contratos Solidity, el RPC, los protocolos Whisper/Swarm y la API JavaScript. Ya en 2013 empezó a pensar en una web descentralizada y publicó un post técnico al respecto en abril de 2014 así como una explicación para todos los públicos.
Estuvo dos años como CTO de la Ethereum Foundation tras lo cual fundó Parity Technologies y la Web3 Foundation y ha estado asesorando a organizaciones como GridSingularity, Blockchain Capital, Scytale Capital, Blockchange Capital y Polychain Capital. A continuación, junto con Parity Technologies y la Web3 Foundation creó y lanzó Polkadot, una plataforma multi-cadena heterogénea y escalable que sirve de base a un ecosistema de blockchains especializadas llamadas parachains. Esto facilita que las apps y los servicios basados en Polkadot puedan comunicarse de forma segura entre unas blockchains y otras, sentando las bases de una web descentralizada y verdaderamente interoperable.
Gavin Wood y la Web 3.0
Echando la vista atrás, ahora se considera que los comienzos de Internet, con protocolos de red descentralizados y abiertos, en los que la mayoría del tráfico se dirigía a páginas web estáticas (que se localizaban con directorios o buscadores primitivos) representaban la Web 1.0. Posteriormente, la Web 2.0, que es en la que estamos ahora mismo, se caracteriza por una elevada centralización, en la que una gran parte de las comunicaciones y las transacciones comerciales tienen lugar en plataformas propietarias de unas pocas megacorporaciones (Google, Amazon, Facebook, Apple, lo que se conoce como GAFA).
El siguiente paso, que todavía es un proyecto, es la Web 3.0, en la que las plataformas y las apps no serán propiedad de ningún «controlador» de una corporación, sino que estarán organizadas a través de un sistema descentralizado basado en Blockchain. En una entrevista publicada en Wired, Gavin Wood, señala que la Web 2.o le recuerda al modelo de sociedad de hace 500 años, en el que la actividad y la vida de la gente se limitaba a sus pueblos y comarcas, «donde el comercio se realizaba con personas a las que conocían.
Y en este modelo todos confiaban en el tejido social, de forma muy general, para asegurar que las expectativas eran creíbles, que las cosas iban a suceder: estas manzanas no están podridas o la herradura de este caballo no se va a romper poco después de ponerla». Continuaba diciendo que «y eso funciona relativamente bien, ya que era difícil y costoso en tiempo y dinero moverse de una población a otra. Así que todos podían estar razonablemente seguros de que los otros cumplirían con sus expectativas y seguirían estando en su lugar y que nadie querría exiliarse».
A medida que la sociedad creció y aumentó la escala de las interacciones, «aparecieron las ciudades y los países y los organismos internacionales, y entramos en este extraño mundo de la reputación de las marcas. Hemos creado organismos muy poderosos y regulados, y los reguladores, en principio, se aseguran de que nuestras expectativas se cumplan. Hay determinados requisitos que deben cumplirse para operar en industrias concretas».
Y aquí es donde llega al centro de su argumentación, cuando señala que «esta no es una buena solución, por varios motivos. En primer lugar, es muy difícil regular a los nuevos sectores industriales. El gobierno es lento, los reguladores no son perfectos y, cuando trabajan cerca de los agentes del sector, se produce un fenómeno de puertas giratorias en las relaciones entre el regulador y la industria, por lo que la regulación no será gran cosa.
Además, el mundo está organizado en países con legislaciones diferentes y, a medida que nos convirtamos en una sociedad internacional, será más común que nuestras expectativas no se cumplan. Necesitamos avanzar y llegar a un modelo de menor confianza (ciega) y mayor verdad«.
Esto, según Gavin Wood, pasará de ser una confianza basada en la credibilidad en unas autoridades superiores a una confianza basada en la certeza que nos da la tecnología Blockchain y los protocolos criptográficos. Todo este planteamiento requiere, además, que los estándares sean abiertos y conocidos públicamente y que incluso el tipo de equipos que forman la red no tenga limitaciones y garantice que nadie, ninguna corporación, pueda decidir quién forma parte de la infraestructura y quién no.
Como base teórica de todo esto, Gavin Wood recalca que «nunca he visto una tecnología que limitase el poder de una persona. Todas las tecnologías que conozco ha servido para hacer más poderoso al usuario. Para hacer más cosas, para enriquecerse, para ofrecer un mejor servicio, más rápidamente o a más personas. Salvo Blockchain, que es radicalmente distinta. Es en realidad un constructo social, un conjunto de reglas».
Termina su argumentación diciendo que «y lo que subyace en ellas es que no hay nadie con un poder arbitrario en el sistema. Como programador, puedes examinar el código y ver que hace lo correcto. Y también puedes estar seguro de que mucha otra gente se ha unido precisamente por eso, porque confía en que sus expectativas se cumplirán. Y si no fuera así, abandonarían la red».