El metaverso es un tema de plena actualidad, y del que cada vez se habla más dentro y fuera del sector tecnológico. Sin lugar a dudas, los avances en este terreno ofrecen posibilidades realmente fascinantes, sobre todo para jugadores y aficionados al séptimo arte, cuya experiencia se verá potenciada a niveles nunca vistos hasta ahora.
Aunque estas posibilidades pueden resultar estimulantes, todavía se sabe poco del verdadero impacto del metaverso en los usuarios, dado que se encuentra en una fase inicial. No es exagerado decir que podría haber, y probablemente habrá, un lado más oscuro que acarreará muchos problemas en torno a la privacidad de los datos, un seguimiento excesivo y la manipulación de los usuarios. Y si no se adoptan las medidas pertinentes, un uso poco adecuado del metaverso podría generar toda una serie de problemas de seguridad.
Así que, a medida que la «plataforma» crece inevitablemente, ¿de qué modo pueden prepararse los usuarios y las organizaciones?
Los peligros potenciales del metaverso
Cómo será exactamente el entorno del metaverso sigue siendo hoy en día objeto de debate, pero lo cierto es que creará una experiencia envolvente para sus usuarios. En ese sentido, equipos como los auriculares y las gafas de Realidad Virtual cobrarán un nuevo protagonismo dentro del metaverso, lo que también conducirá inevitablemente a la recopilación de más datos sobre el usuario. Aspectos como el movimiento de los ojos, el ritmo cardíaco, los cambios en la piel y la dilatación o contracción del iris se utilizarán para que el metaverso responda a la reacción del usuario en tiempo real y cambie el entorno como considere oportuno, pero es probable que muchos usuarios no sean conscientes de ello y, sin saberlo, consientan que se comparta esta información.
Estos datos podrían utilizarse de varias maneras. Combinados, estas reacciones involuntarias pueden revelar información clave sobre el estado emocional y el subconsciente de una persona, una información que podría recopilarse y utilizarse en su contra. Por ejemplo, los vendedores podrían emplearla para tener una mayor influencia en las decisiones de compra, los estafadores podrían perfeccionar sus acciones o las empresas la usarían para controlar la productividad de los empleados, lo que daría lugar a un entorno de trabajo con mucha más presión.
Con el metaverso aún en una fase muy temprana, todavía no conocemos todas las posibles situaciones
También hay que tener en cuenta que muchos de los riesgos a los que hoy en día nos enfrentamos como sociedad probablemente aumenten dentro del metaverso, lo que trae consigo graves problemas de privacidad, seguimiento y manipulación. Podríamos asistir a casos de «robo» de activos digitales como las NFT, posibles denuncias de derechos de autor relacionadas con los avatares digitales y nuevos niveles de «trolling» en forma de acoso y hostigamiento.
Los líderes tecnológicos -entre los que me incluyo- podemos profetizar todo lo que queramos, pero la realidad es que con el metaverso aún en una fase muy temprana, todavía no conocemos todas las posibles situaciones y aplicaciones para poder calibrar plenamente los riesgos. Pero lo que sí sabemos es que los datos estarán en el centro de todas las acciones.
A medida que el metaverso crezca, es muy probable que lleguemos a un punto de inflexión que exija un mayor control sobre la forma de captar y utilizar los datos de los usuarios, y que sea necesario aplicar una normativa. La dificultad radica en que probablemente tendremos que esperar a que ocurra lo peor para saber a ciencia cierta qué normativa será la necesaria, y solo en ese momento podremos dar una respuesta apropiada. Obviamente, el problema es que mientras se diseñan estas situaciones, las personas que están en el metaverso permanecen vulnerables a todos estos riesgos desconocidos.
Lo mejor (¿o lo peor?) está por llegar
Por supuesto, todo lo expuesto anteriormente se basa en los peores escenarios sobre los posibles efectos en el bienestar de los usuarios. El metaverso también puede tener un impacto positivo en la vida de las personas y en la sociedad, como la mejora de la formación y de la atención a los pacientes, y será realmente muy interesante ver cómo evolucionan estas áreas en los próximos años.
Sin embargo, por el momento, los usuarios y las organizaciones que participan en el metaverso deben ser lo más conscientes posible de los riesgos potenciales. Adoptar una actitud atenta y prudente es la única forma de prepararnos lo mejor posible y mitigar cualquier posible impacto negativo. Este enfoque será clave para aprovechar al máximo los increíbles desarrollos tecnológicos que puede proporcionar el metaverso, y garantizar así que en el futuro su capacidad aparentemente ilimitada está siendo utilizada correctamente.